Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas https://ianeqby621155.blogadvize.com/46684603/por-qué-materazzi-provocó-a-zidane